El siguiente artículo fue escrito por Pablo Zazueta

La luz que irrumpe en las tinieblas de nuestra vida

La víspera de la Navidad se acerca, esperamos con ansia poder celebrar el nacimiento de Cristo en nuestros hogares y nuestros corazones. En este tiempo recordamos la irrupción de Jesús, el Hijo del Hombre, en la historia de la humanidad, trayendo luz y esperanza para todos aquellos que han decidido creer y seguirle desde aquellos tiempos antiguos hasta nuestro días. Para todos aquellos que han dejado que el Hijo del Hombre irrumpa en la historia de sus vidas.

El contexto político, social, económico en el cual se hizo presente Jesús hace más de dos mil años, no es muy distinto a lo que vivimos actualmente. La opresión de los ricos hacia los pobres, la violencia de los poderosos hacia los débiles, el tráfico de personas, el hambre sufrida por los niños y un sin fin de situaciones llenas de pecado y opresión, están tan presentes en nuestros días, en nuestro entorno inmediato, que hoy al igual que en aquel entonces, debemos decir que la luz ha llegado al mundo y sigue alumbrando en medio de tanto dolor. Que la luz de Jesucristo también quiere irrumpir en las vidas y corazones de todos aquellos que permitan ser alumbrados.

Esta luz debe ser anunciada, esta luz no llega sola a los corazones si no hay quien la anuncie.

Romanos 10:13-15

Pues todo el que invoque el nombre del Señor será salvo. ¿Pero cómo pueden ellos invocarlo para que los salve si no creen en Él? ¿Y cómo pueden creer en él si nunca han oído de Él? ¿Y cómo pueden oír de Él a menos que alguien se lo diga? ¿Y cómo irá alguien a contarles sin ser enviado?

La luz puede irrumpir en los corazones de los necesitados siendo anunciada a través de nosotros. La luz necesita ser anunciada en nuestro contexto inmediato lleno de necesidad y tristeza. Que la luz irrumpa en la vida de los peregrinos de nuestra ciudad que siguen sin hogar después de los temblores; que irrumpa con los desplazados de sus comunidades por la violencia desmedida; que irrumpa en los corazones de los dirigentes del país tan faltos de dirección y sabiduría para comportarse honestamente.

Pero sobre todo que la luz irrumpa en nuestros corazones para que vayamos y anunciemos que la luz de Jesús ha llegado, es real, trasciende las épocas, penetra a los lugares donde la oscuridad más densa reina y sobre todo, esa luz puede unirnos a aquel canto antiguo: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

Pablo Zazueta Carpinteyro

Diciembre 2017