El salmo 32 es atribuido a David. Un ejemplo de esto es lo que Pablo retoma en la carta a los Romanos en el capítulo 4:6-8 citando los primeros dos versículos del Salmo.

Este Salmo de David describe su pecado (encuentro sexual con Betsabé, el asesinato de David a Urías) pero también el perdón de Dios.

La historia podemos encontrarla en 2 Samuel 11 y 12

Salmo 32 (Nueva Traducción Viviente)

1 ¡Oh, qué alegría (Dichoso aquel – NVI) para aquellos
a quienes se les perdona la desobediencia,
a quienes se les cubre su pecado!
2 Sí, ¡qué alegría para aquellos
a quienes el Señor les borró la culpa de su cuenta,
los que llevan una vida de total transparencia!
3 Mientras me negué a confesar mi pecado,
mi cuerpo se consumió,
y gemía todo el día.
4 Día y noche tu mano de disciplina pesaba sobre mí;
mi fuerza se evaporó como agua al calor del verano. Selah o Interludio (Pausa musical que también se usaba para hacer una profunda reflexión de lo leído)5 Finalmente te confesé todos mis pecados
y ya no intenté ocultar mi culpa.
Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al Señor»,
¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció. Selah6 Por lo tanto, que todos los justos oren a ti, mientras aún haya tiempo,
para que no se ahoguen en las desbordantes aguas del juicio.
7 Pues tú eres mi escondite;
me proteges de las dificultades
y me rodeas con canciones de victoria. Selah8 El Señor dice: «Te guiaré por el mejor sendero para tu vida;
te aconsejaré y velaré por ti.
9 No seas como el mulo o el caballo, que no tienen entendimiento,
que necesitan un freno y una brida para mantenerse controlados».
10 Muchos son los dolores de los malvados,
pero el amor inagotable rodea a los que confían en el Señor.
11 ¡Así que alégrense mucho en el Señor y estén contentos, ustedes los que le obedecen!
¡Griten de alegría, ustedes de corazón puro!

Confesemos nuestras faltas al Señor para ser perdonados y no sufrir innecesariamente las consecuencias del pecado. Cuando lo hacemos, Él borra la cuenta que teníamos y ¡nos hace libres!